Y mientras sus manos recorrían mi cuerpo, le pregunté: - ¿Donde estuviste todo este tiempo? - Buscándote -contestó mirándome a los ojos. Ese sencillo momento bastó, para que mi corazón diese saltos de alegría durante una hora más. Una hora completamente dedicada a él. En la que, después de dos años, mi corazón volvía a latir ilusionado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario