Vale, sí, te odio. Odio una por una, todas tus miradas que se clavan y matan. Tus gestos, tu puñetera sonrisa, y esos huecos que se te forman en las mejillas al sonreír. Odio tu voz, tu colonia, y la suavidad de tu tacto. Esa seguridad que me das cuando me abrazas; Odio tus palabras, todas y cada una de ellas, digan lo que digan, y signifiquen lo que quieran significarse, las odio, por el hecho de que salen de tu boca. Ojalá, pudiera decirte esto algún día, si no fuera porque es esa; Tu boca, la única en el mundo capaz de callar la mía. Seguidores
miércoles, 23 de marzo de 2011
39.
Vale, sí, te odio. Odio una por una, todas tus miradas que se clavan y matan. Tus gestos, tu puñetera sonrisa, y esos huecos que se te forman en las mejillas al sonreír. Odio tu voz, tu colonia, y la suavidad de tu tacto. Esa seguridad que me das cuando me abrazas; Odio tus palabras, todas y cada una de ellas, digan lo que digan, y signifiquen lo que quieran significarse, las odio, por el hecho de que salen de tu boca. Ojalá, pudiera decirte esto algún día, si no fuera porque es esa; Tu boca, la única en el mundo capaz de callar la mía.
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